Esta pieza es una de las partes de un broche de cinturón ibérico antiguo. Es lo único que se conserva del cinturón ya que el resto, al ser de piel, ha desaparecido. El cinturón era un elemento habitual en el vestuario de un ibero, pero según su riqueza decorativa o metal con el que estuviera hecho, podía ser también un elemento de prestigio.
Este tipo de broches suelen aparecer normalmente en enterramientos y forman parte del ajuar funerario del difunto. Aparecen más en tumbas masculinas de alto rango como guerreros, aunque los broches también los utilizaban las mujeres y los niños de las clases altas.
Los broches de cinturón constan de dos partes: el macho que es la parte de los garfios y la pieza hembra donde se enganchan. En este caso solo se conserva esta placa de tres garfios que corresponde a la pieza que engancha. La mayoría de los broches de cinturón celtíberos, como este, siguen un patrón fijo, aunque siempre hay variaciones. Son placas más o menos trapezoidales con talón recto, escotaduras laterales y con uno, dos o tres garfios para abrochar en la otra parte metálica del cinturón.
Esta hebilla se une a la pieza de piel mediante seis remaches situados en la base o talón y las aberturas que tiene en los laterales llamadas escotaduras, son abiertas con tendencia a cerrarse, pero lo más significativo de este broche y lo que lo hace especial es la lámina de plata repujada con la que está decorado.
La técnica del repujado, consistía en trabajar la lámina decorativa por el reverso de la misma y con un punzón, mediante presión, se realizaba la decoración deseada. El resultado final es una decoración en relieve, que en este broche son círculos concéntricos y líneas onduladas y en zigzag.
Necrópolis de Les Casetes, tumba 20
Cronología: s. VI - V a.C.
Altura: 71.2 mm; long.: 111.5 mm; grosor: 4.3 mm
Nº inv. Vilamuseu: 003425